El alumnado se ha especializado en soluciones básicas basadas en la naturaleza como herramientas clave para la regeneración urbana. Se han estudiado conceptos como los jardines verticales, techos verdes y corredores ecológicos, la mejora de la calidad del aire y el fomento de la biodiversidad. Además de estudiar las competencias transversales viendo la igualdad de oportunidad entre hombres y mujeres y las soft skills.
Siempre intentando centrarse en la parte práctica, el aprendizaje experiencial y colaborativo. Desde Fundación ONCE han podido ver cómo día a día los usuarios aprendían y conocían más sobre estos contenidos y mejoraban sus habilidades.
Además, se han impartido contenidos teóricos de forma accesible, con apoyo visual mediante presentaciones claras y adaptadas a los usuarios que favorezcan una comprensión clara y mediante una interacción y reflexión colectiva.
Ha sido un curso de 100 horas en el que por un lado se han podido especializar usuarios que quieran continuar con la jardinería y también para aquellos que no habían tocado nunca este tema y quieran adentrarse en este mundo tan bonito.
El curso termina con un jardín vertical desarrollado por los usuarios. Durante el cierre, la profesora compartió unas palabras especialmente significativas: “Cada persona tiene necesidades distintas. Es fundamental observarlas, comprenderlas y adaptarse para poder enseñarles, para que aprendan y disfruten. Nunca sabemos el contexto del que vienen, por eso el buen trato no es opcional: es imprescindible.”
El fin de curso ha sido muy emotivo. Los alumnos fueron gratificados con sus diplomas y pudieron decir unas palabras de lo que había sido para ellos estas semanas.













